Guasones en La Sala: lo mejor para mí, lo mejor para vos

El grupo platense anticipó la salida de un nuevo disco y su posterior show presentación en el Luna Park con un intenso concierto sold out en Rosario, el pasado viernes 6 de marzo.


La puntualidad no es algo que caracterice a las bandas que alguna vez formaron parte del circuito conocido en su momento como rock barrial pero eso ya es pasado y lo demostró Guasones que a las 22:30 clavaditas del viernes ya estaba arrancando su recital en Suipacha y Güemes con “Fui silbando”. De ahí en adelante propinaron una catarata de viejas canciones, consagradas en el estupendo disco en directo que fue “El rock de mi vida”, una tras otra: “Me muero”, “Estrellas” y “Estupendo día”.


Los treintaypico grados de temperatura que hacía afuera de la Sala de las Artes hacían sospechar que adentro la sensación térmica rondaba los cuarenta largos y encima Guasones no le aflojaba al rocanrol. Llegaron “Ya estoy subiendo” y “Me estás tratando mal”. “Voy al baño y enseguida estoy con vos” avisa pícaro Soto en esa balada lacrimosa que sirvió para darse los primeros abrazos nostálgicos de la noche. Ya había pibas y pibes en los lomos de sus pares hace rato y la cerveza era agua en el desierto.


Los Bromas tienen esa cosa de hit villano que conjuga la bronca de “Pobre tipo” (dedicada explícitamente al ex integrante de la banda José Tedesco) y la poderosa melancolía de historias verídicas como “Canción para un amigo”. Entre cigarros que iban pasando de mano en mano por el escenario de La Sala, los seis Guasones (en vivo se suma Matías Sorokin y un tecladista) se preparaban para un set blusero. “Vamos a tocar un poco de blues”, dijo Soto escueto y les dejó el espacio libre a sus compañeros para cambiar la atmósfera de la noche por un rato. “Qué bien que cantan el blues, Rosario”, volvió a elogiar el carismático líder; nuestro Lou Reed dylanesco.


Por ahí sonó un pedacito instrumental de “Ciudad de pobres corazones” medio entreverado entre las guitarras de Maximiliano Tym y Sorokin y luego se desencadenó una batería de hitazos para tirar el pasito rolinga como “Pasan las horas”, “Como un lobo”, “Farmacia” e “Infierno blanco”. No hubo ni siquiera amague de despedida. La gente no los dejaba ir y aunque estaban pactadas sonaron “Eso estaba bien” (una vieja canción de 2002) el himno “Reyes de la noche” y el impostergable cierre con “Gracias”.


Guasones había tocado en Rosario en agosto de 2019, celebrando ya su cuarto de siglo como grupo y regresó en el sofocante y humoso marzo de 2020, con pocos meses de diferencia, a la esquina de Suipacha y Güemes para agotar entradas y no fallarle al numeroso público que fue a verlos y se volvió a su casa con 24 canciones guasonas, para todos los gustos, en la retina, en la memoria.




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