Divididos pasó por Rosario remontando un barrilete en esta tempestad

La esperada vuelta del power trío a los escenarios, y con público presente en el lugar, se dio en un vibrante doblete de conciertos agotados que se pudieron apreciar en la ciudad, los días viernes 29 y sábado 30 de enero.



En una jornada sabatina amenazada por un chaparrón que nunca llegó, lxs pebetxs se vistieron con pilotín para que Ricardo Mollo, Diego Arnedo y Catriel Ciavarella (fotos: @mpinkph) lxs lleven a pasear por un recorrido de canciones inoxidables del grupo bonaerense, en dos noches casi de misma lista, con una de las bandas, en vigencia, más icónicas del rock vernáculo, clásico y generacional de este país.


Por suerte la lluvia cayó lo suficientemente temprano para limpiar, refrescar y llevarse puesta una infernal ola de calor que había azotado a la ciudad en los días anteriores a estos esperados recitales con lleno total (hubo unas 1500 personas por día), a un 30% de capacidad para un Anfiteatro plenamente adaptado a esta nueva realidad de burbujas, aislamiento y sillitas de plástico.


No es simple imaginarse un concierto de Divididos con gente apoltronada y quieta en su lugar pero la realidad así lo demanda y ante la duda no queda otra que cuidarse y navegarlo. Desde temprano los organizadores le pusieron mucha pila y paciencia para que no se vuelva tan plomiza la historia de los protocolos de la entrada y todxs pudieran disfrutar de este esperado regreso para los espectáculos públicos en la ciudad.


La nueva normalidad también implica poder ver grupos de esta magnitud, en una plaza rosarina, en pleno mes estival como lo es enero. Y así fue como un joven que todavía cursa sus estudios secundarios se presentó en la previa, como el número local en la segunda noche. Lucky Rivers (su padre lo llamó Luca por Luca Prodan) estaba muy nervioso pero la rompió sonando en el Humberto de Nito, demostrando influencias de Tanguito, Fito Paez, Manal y Luis Alberto Spinetta, entre otros.





Puntual, y todavía con algunos rayos de sol cayendo sobre el Anfi, la brisa fresca del Paraná le daba un marco propicio para abrigarse y ya (sin poder brincar) sacarse la mufa 2020 con un reci. San Pedro (imagen a la que Mollo le agradeció en la previa por no tener que tocar bajo un temporal) clavó el aire en 24, Ricardo apoyó sobre sus equipos esa ya característica mochila negra y mientras sonaba de fondo una preciosa versión del Himno Nacional Argentino, entonada por el cantante, llegó la ovación al unísono: “Escuchenló… La Aplanadora del rocanrol, es Divididos lpqlp”.


El cálido recibimiento de la gente concibió esa complicidad que se mantuvo a lo largo de una extensa noche de canciones en el Anfiteatro. No hay que pararse, no hay que sacarse el tapabocas… parece simple pero todavía cuesta y mucho entenderlo e incorporarlo en este tipo de eventos masivos.


"Cabalgata deportiva", un estreno y una de las dos canciones que lanzaron en plataformas el año pasado, fue la elegida para abrir el concierto del sábado 30, seguida por “Casi estatua”, “Tanto anteojo”, “Elefantes en Europa”, Haciendo cosas raras” y “Vida de topos”. Molló vocalizó algunos versos de “La cigarra” para funkear con “Salir a asustar”.


Las histéricas luces de Marelli parpadeaban sin césar y la banda invitaba a un joven guitarrista para hacer “Sisters”, la cepa de Sumo, sentados en un clima más relajado que se propagó en buena medida durante toda la noche. También en esa pose tocaron “Spaghetti del rock”, la profecía de Mollo (“besos por celular”) para esta era que no lo privó de regalarle (vía un guardia de seguridad) la púa a unx que estaba en la primera fila, tras sacarla de su misteriosa mochilita. Con “Par mil” continuó este momento de darle lumbre a la música de fondo, ya no con encendedores sino con las linternas de los teléfonos.


El trío presentó otro estreno (por duplicado) en Rosario y fue “Insomnio”. “Qué lindo, parece que estamos en casa”, soltó Mollo que iba por su primer solo concreto de la noche en “Hombre en U”, donde además aprovechó para enviarle a la distancia un mensaje de fuerza a Rubén Patagonia que está atravesando un duro momento de salud. Le siguieron “Amapola del 66” y la reversión de “Sucio y desprolijo” de Pappo Napolitano quien según Ricardo hizo una toma rockera de la tarantela en esa canción. Para desandarla usó una Les Paul que solamente sale a la cancha en ese emblemático himno popular del hard rock nacional.


“Uno de los mejores lugares en los que hemos tocado” agregó el cantante y guitarrista luego de “Paisano de Hurlingham” que a diferencia del viernes no estuvo entre las últimas porque además del rock & roll de “Rasputín”, “Paraguay”, “El 38” y “Ala delta”, Divididos le dedicó un tridente de Sumo (“Crua chan”, “El ojo blindado” y “Nextweek”) a un fan italiano que los sigue a todos lados.


Un solo con los dientes de arroba ricardomolloposta fue la señal que lo habían dado todo en esas dos intensas fechas de shows en Rosario. El público no se iba, el vocalista salió nuevamente a saludar, ya sin micrófono, y regaló algunas púas más que sacó de su bolso al que retiró del piso. Barbijo colocado y saludo, para despedirse de su público en el Humberto de Nito.


En un sábado ya sin cerveza en el Anfi, Divididos recorrió su extensa discografía y dio otra pauta de que esto puede seguir marchando sin inconvenientes. Pareciera que siempre algunx se va a quejar por algo pero sin ser tibios habrá un punto en el que se van a poner todos de acuerdo: tiene que pasar. Mientras tanto tenemos a la música, un arma sanadora que siempre trae liberación para las almas y que como puede se acomoda en la historia para hacernos, aunque sea, un ratito más felices.



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