El inoxidable ritmo de Nonpalidece se sintió en las escalinatas burbujeantes del Parque Urquiza

La banda de reggae tigrense surgida a mediados de los ‘90 dio su primer concierto del año en el Anfiteatro Municipal de Rosario junto a Los Bardos, el pasado sábado 16 de enero.



Nonpalidece continuó con una serie de espectáculos musicales que se vienen desarrollando en la ciudad, en el contexto de una noche con clima ideal para hacerse buche con malta y cebada industrial, disfrutando de la música y la espiritualidad artística de uno de los grupos con vibra jamaiquina más representativos de toda Latinoamérica.


El sábado 16 de enero comenzó con un buen y acertado número de Los Bardos. Pablo Pino (Cielo Razzo), Nahuel Marquet (Degrade) y Ezequiel “Choza” Salanitro (Sikarios y profe de viola de todos los pibes del barrio) se presentaron en formato banda con las canciones de su disco que se erige como referente de la nueva trova local: “Canciones de patio”. Un álbum (además con una sobria edición física) que se deglute como una masita dulce al atardecer. Pasaron desde “La gran salina” o “Un bardo” hasta la divertida y fresca reversión de “Psycho killer” (Talkinkg Heads) que contiene fragmentos de “Quién se ha tomado todo el vino” de la Mona, o “Amor clasificado”, del Potro Rodrigo, otro cuarteto en líneas litoraleñas de este rico combo rosarino.



Después de Los Bardos y su honrosa puntualidad Nonpa se tomó su tiempo… El tiempo que siempre se toman les Nonpa… En pandemia, en la vida, en su música, en su arte… Pero hay que respetar horarios, hay que cuidarnos entre todxs y todavía resulta complejo acostumbrarse a algo tan simple pero que parece atentar contra la cultura popular.


Les once músicxs de la banda bonaerense aplicaron reggae music para empezar a moverse piola con “Mi fortaleza” y dos canciones de su álbum “Activistas”: “Feed me” y “Chalice”. Entonces llegó el saludo y la presentación “Slogan”, uno de los simples que ya andan circulando por las plataformas virtuales y que formarán parte de su próximo trabajo de estudio, que probablemente sea editado este año. “El futuro es un slogan, es hoy, es hoy, es hoy” dice Néstor Ramljak y tiene razón: si no disfrutamos del momento ya sea laburando, rancheando o aburriéndonos estamos fritos.


El puntero láser aún no acometía en la noche fresca y agradable del sábado 16 pero con “Revolución” su arribo fue inevitable. La transferencia que produce la música de Nonpa es incontrolable para las fibras del cuerpo que se mueve casi solo. Y la mente se libera, pero hay que portarse bien y los grupos tendrán que acostumbrarse a dosificar sus disparos de flores emotivas para que no se desbande el rebaño. Está bien, no se puede bailar en el lugar de parado pero es posible agitar, cantar y gritar aún con tapabocas, pues siempre hay maneras de reconfigurar ese feedback propio de la música nacional, esa necesidad de toquetearse con los pares que ahora se extraña. Ramljak se llevó los dedos a la boca y el público le contestó con un masivo chiflido, un tesoro recitalero y folclórico que cotiza alto en esta nueva era de aceptación a la fuerza.



Nonpa en el Parque Urquiza (al igual que Los Bardos) coqueteó mucho con los homenajes. En “Nuestras ideas” se filtró un poquito de “Bajan”, del Flaco Spinetta, y “Reggae del universo” tuvo un tarareo con “1989” de Sumo. La mano de la seguridad tuvo que estar atenta al lapicito verde porque “entre el suelo y el cielo ahí vamos nosotros, flotando en el aire” (“En el aire”). Todo estaba bien.


Una oncena de artistas en el escenario del Anfiteatro rosarino, como en los viejos tiempos de La Trova donde se congregaban los curiosos y los fanáticos a pasarla bien, fue la encargada de manejar esa ansiedad en los espectadores y la suya propia también. Llegó “La sonrisa” (“Y mi madre que mira mucha televisión y yo le digo que todo es más simple”, dice) y el amague con la intro de “La flor” para dejar bastante manija a la tribuna. Previamente se había disfrutado de sendos solos de las coreutas Ana Levy y Gaby De Lorenzo, y de la trompeta de Miguel Tallarita, también brass en Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado.



El show iba tomando un rumbo de gloria tan necesitada en estos tiempos. Néstor aprovechó los versos de “Para dónde corrés?” para hablar un poco de la realidad real y hacer un recreo con la gente, tirando onomatopeyas a lo Freddie Mercury, otra marca que retroalimenta la relación con sus seguidores.


Nonpalidece podría haber tocado toda la noche, incluso repitiendo el concierto porque este tipo de espectáculos se precisaban y mucho en una inestable y riesgosa Rosario. Que vuelva eso, la buena onda, la libertad sin joder al otro. En el baño un papá esperaba al hije y otro le sostuvo la puerta al al que entraba cuando se produjo el cambio en el baño químico. Todo piola. La mejor. Y la música seguiría un rato más.


“Dame luz” fue la antesala para “La flor”. Para contener, un solo de Bruno Signaroli pero el himno de Nonpa continuó. Y claro, ellos tenían que escuchar un ratito también el “Y dale, dale Nonpa” para recuperar pilas y regresar a vibrar en positivo. El colorido vocalista hizo la del topo riquelmeano para escuchar las voces del público. No hubo más canciones, se fueron con esa tan hermosa mientras los presentes no se inmutaban y arengaban por un poco más pero ya no, el horario para la Cenicienta se había cumplido y no quedaba otra que volver a casa, antes de que la carroza se convierta en calabaza.



Ese cliché precioso y hasta capusotteano de “La flor” y Nonpa no pasa de moda, está intacto. La noche fue maravillosa y el show quedará como un buen recuerdo de algo que sucedió en 2021, cuando no se entendía si hacer lo que hay que hacer está bien o mal. La reflexión es que ahora las cosas son así y no está tan mal, al menos podremos quedarnos tranquilos de que la cultura y la música siguen más vivas que nunca y tendrán una tarea fundamental en el engranaje hacia una nueva era de individualismo y aislamiento. Saluden a la amargura que se va.



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