Una avalancha popular con el infalible repertorio de Los Palmeras

El conjunto santafesino le puso mucho ritmo al protocolo del Anfiteatro rosarino, con dos fechas inolvidables y agotadas en febrero para esta vuelta de los espectáculos presenciales en la ciudad.



La primera noche de Los Palmeras en Rosario estuvo un poco más rebelde en las gradas que la segunda en la que tras los mensajes del acordeonista y fundador Marcos Camino, el público se predispuso a quedarse sentado y bailar desde su lugar.


Los Peñaloza (foto: @mpinkph) volvió a ser el número inicial (habían tocado el sábado junto a La Delio Valdez) el lunes 8 de febrero con un show de unos 40 minutos, con varios merecidos bises para esta notable banda rosarina de cumbia y otros ritmos que está pasando por un momento brillante.



Entre latigazos de viento y las sugerencias para la prevención de Covid, por medio del periodista local Juan Junco, Los Palmeras abrió (mientras se iban agotando los últimos tickets) la noche del Humberto de Nito con un tridente demoledor: “La cola”, “Perra” y “El más popular”, para darle paso a Camino que, ni lerdo ni perezoso, se anticipó y calmó la manija inicial del público.


“Soy un títere” y “La Chola” sellaron un primer bloque intenso de poderosas cumbias para que lleguen “Por primera vez” y “Cómo no voy a quererte?”. Era el momento de encender los teléfonos celulares y balancearse al ritmo de “Olvídala”, uno de los célebres momentos del concierto del lunes.


Interactuando con las diversas edades que siguen a esta fenomenal orquesta del litoral, Camino (foto: @mpinkph) regaló “compacts” a la gente de más y menos edad, y a otro que llevó un par de medias verdes, pero la música no se detuvo. “Ahí van camino hacia el altar” y la versión de “Amor” (con Marcela Morelo por consola) promediaban una noche ideal para estar al aire libre escuchando a Los Palmeras, aunque sin desbordarse.



La modesta escenografía y la simple iluminación que necesita esta humilde pero institucional banda de la provincia fueron el decorado de una catarata de éxitos popularmente conocidos como “El bombón”, “Te va a gustar” y “La bestia pop”, un soberbio homenaje de Ruben “Cacho” Deicas y compañía para Los Redonditos de Ricota.


Los Palmeras tiene eso de respetar su repertorio a rajatabla. No importa si es una página de la cumbia histórica o el rock más visceral de su país. La forma de interpretarla no tiene comparación con nada que haya en el espectáculo nacional. De paso sonó también “Como Alí”, de Los Piojos, a nada de que Ciro y Los Persas se presenten también en la ciudad en una serie de cuatro recitales.


La situación no perdió los estribos en ningún momento. Los protocolos se cumplieron estrictamente. Parece difícil imaginarlo con Los Palmeras como fondo que continuó con un aluvión tropical de canciones como “Cumbia sobre el mar”, “Muchacha triste”, “Diferencias”, “Quisiera volver” y Asesina, entre otras.



Todavía quedaba tiempo para este inagotable cancionero popular con otras como “El embrujo”, “Te vas” y “La suavecita”, la prueba de fuego para la seguridad pese a que cada uno la bailó como pudo desde su silla.


Como no podía ser de otra manera no fue “El parrandero” sino la versión heroica de “Soy sabalero” y “Doble vida”, las que cerraron un show muy certero como todo lo que ha hecho el grupo Los Palmeras a lo largo de este sideral medio siglo que llevan de trayectoria.


El maestro de ceremonia José Salinas también fue pieza fundamental para generar ese respeto mutuo en estos difíciles tiempos que corren tanto para la salud como para la conservación de los puestos de trabajo. Cuesta celebrar sentado con Los Palmeras y de a poco se irá acostumbrando como quien no quiere la cosa. La buena noticia es que Los Palmeras (que además estuvieron aislados tras el Covid positivo de Cacho) están impecables y siguen haciendo feliz a mucha gente sea cual fuere el contexto.



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