Cómo son Los Años Salvajes de Fito Páez

El rosarino había lanzado “La conquista del espacio” el mismo día en que cumplía 58 años, pero la pandemia le impidió presentarlo con un concierto en Rosario así que hubo que esperar y conocerlo en sociedad mediante algunos shows vía streaming. Un año más tarde ganó el Latin Grammy a la Excelencia Musical y publicó este nuevo álbum de canciones urgentes junto a sus inseparables colegas Gustavo Borner y Diego Olivero, compartiendo producción.



“Los años salvajes” fue el primero en llegar para una trilogía que además contará con un disco instrumental y otro con piano a secas como compañía para Páez. Mientras tanto, estas 10 canciones inéditas (salvo “Vamos a lograrlo” que ya se conocía como adelanto en plataformas) destilan rabia, odio, amor, esperanza, compromiso y tantas otras paletas que ya son tópicos inevitables para un músico vigoroso y renovado que tras una muy buena recepción con su antecesor (ganó el Premio Grammy al Mejor Álbum Latino de Rock) mantiene vigencia con enérgicas músicas como “Lo mejor de nuestras vidas”. “Virgencita, devolvelo a Maradona. La ilusión de la pelota no se aplica en altamar” o “Puede que tu Dios sea Bill Gates” son algunas de las municiones en clave de frases acumuladas en este potente rock.


El falso arranque de ensayo de “Shut up”, con esas guitarras espaciales y la frase “No baleés a los pibes, qué clase de hombre sos”, le da actualidad además a la prosa y deja bien en claro que este material fue grabado en vivo (en Los Ángeles y en muy pocos días) de manera casi inmediata junto a una excepcional banda formada por Luis Conte en percusión, Abraham Laboriel Junior (Paul McCartney) en batería, Guille Vadalá en bajo, Michael Landau y Juani Agüero en guitarras eléctricas y Diego Olivero en teclados. “Tomatelás de la fiesta que empezamos a tocar rock and roll” canta el rosarino con esa impronta rebelde que lo caracteriza.


La balada “La música de los sueños de tu juventud” seguramente esté linkeada con lo que será ese álbum de piano. Tiene ciertas reminiscencias de “Al lado del camino”. “Si algo aprendimos en este encierro de locos es que a la peste la inventamos entre todos” lubrica otra muy buena página musical en “Caballo de Troya”.


La portada ilustra a un Fito de rulos y lentes al mejor estilo “Ey!” o “Ciudad de pobres corazones” aunque las composiciones tienen un intenso tinte actual más que nada en la música pero también en las letras. Fito parafrasea a Fito e inyecta melodías beatlescas en “Sin mi en vos” (en la que nombra hasta a sus mascotas) e impone nuevamente su marca registrada en la historia de “Lili and Drake”, que “no es el rapero canadiense, es un mécanico de coches en un taller de Almirante Brown”, típico del buen Páez en donde además de narrar una operación de cambio de género, con teclados a lo “Jump” de Van Halen como colchón, redescubre esta forma clásica que tiene el rosarino de hacer canciones desde su propio universo.


Si bien la letra de “Los años salvajes”, con la colaboración de Fabiana Cantilo, guarda cierta nostalgia todo el disco homónimo está relacionado más bien con el presente. Y para Fabi (como casi siempre) también hay una dedicatoria en “Encuentros cercanos”, otra de cadencia entre The Beatles y Elton John que antecede al relato improvisado de “Beer blues”, con Elvis Costello en voz, otro referente inapelable de este profundo trabajo de estudio. “Rosario es un inmenso lugar que vive dentro mío”, “Por suerte en El Diablito ya estaban esperándonos mis mejores amigos” narran juntos el del ’63 y el británico en otra de piano para anticipar lo que viene en esta trilogía.


Fito hizo otro disco de rock y lo público un 22 de noviembre: Día Internacional de la Música. Con pinceladas pop y su símbolo artístico a flor de piel editó un trabajo que ahora sí podrá escucharse en vivo, el 11 de diciembre en la ciudad de Rosario, la natal de su creador, un artista con códigos que no para de dar muestras del buen referente que es para el pop rock latinoamericano.




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