Los 20 años faroleros: Viva el rocanrol que nos juntó

El sábado 20 de noviembre, en el Anfiteatro Municipal de Rosario, Farolitos festejó ante casi 2 mil personas dos décadas de trayectoria con un imponente concierto a pura celebración junto a un puñado de invitados locales.



La banda de los barrios se despachó con un emotivo recital a orillas del río Paraná, en una noche primaveral repleta de nostalgia y presente, para uno de los grupos más importantes de la ciudad que tuvo de todo, hasta un homenaje al prócer de la canción: León Gieco. Y el 20 fue el número. Un 20 de noviembre de 1951 nacía este importante músico oriundo de Cañada Rosquín y por casualidad, superstición o intención manifiesta ese 20/11 se compartía cumpleañito con el santafesino y no había mejor manera de conmemorarlo que con canciones de su tres discos de estudio.


En la previa, con visuales y testimonios de fondo de los partícipes de esta historia de dos décadas, ya hacían equilibrio gravitacional por los aires algunos mililitros de cerveza mientras el periodista Marcelo Mogetta le hacía el aguante como maestro de ceremonia a la banda de las barriadas, casi de uniforme con sus clásicas remeras y trapos, disfrutando junto a sus familias.



Con una puesta en escena impecable de luces y tres pantallas gigantes (dos verticales a los costados y una horizontal y enorme en el medio), Farolitos comenzó su jarana veinteañera con dos canciones al hilo de su primer álbum (“En esta parte de la tierra”): “Un farolito” y “Caballos de batalla”. Llegó “La flor”, y “Desvelados” y “Quinto elemento”, ambas también de su placa debut, publicada en 2007. Si bien fueron canciones muy potentes para el arranque, Marcos Migoni y Huahui Basualdo llevaron la lista hacia un momento más íntimo, compartiendo voces en “Milonga cabrera” y “Escena muda” para volver a subir la manija con “La república de los niños”.


La Huahui (coro y voz), Migoni (voz), Martín Jaúregui (guitarra), Leonardo Vega (guitarra), Ariel Ciccaleni (batería), Eduardo Dezorzi (bajo), Rodrigo Martínez (teclados) y Matías Belmonte (saxofón) obviamente no estuvieron solos en el agasajo porque invitaron a varios amigos y artistas de la escena local a compartirlo sobre el escenario. Entre ellos Ezequiel “Choza” Salanitro, Lisandro Hedín, Pablo Pino (Cielo Razzo) y Nahuel Marquet (Degrade). Choza y Polilla cantaron con Marcos “Alitas de puloil”, además se escucharon “Compañero” y el homenaje a las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo “Vengar la libertad”, para con el “Chivo” Céspedes arribar al tango y entonar el icónico “Volver”, compuesto por Gardel, Lepera y Androver. Porque 20 años no es nada.



El merecido obsequio sonoro a Gieco vino de la mano de una rica versión de “La colina de la vida” (con Marquet en acordeón) a la que León respondió desde un mensaje grabado y transmitido por pantalla, saludando y después tocando con guitarra y armónica “Piedra y camino” (de Chavero y Atahualpa Yupanqui), popularizada además por Mercedes Sosa.


Pero irrumpieron más huéspedes el 20 de noviembre. Luego de “Nuestro” Farolitos convocó a un artista callejero y sonó “Argentino”. Siempre manejando los climas, y sin desbordes para un público que recién se está volviendo a acostumbrar a estos eventos masivos, el grupo continuó con su versión de la canción de Jorge Fandermole, “Oración del remanso” (“Las voces del sótano”, 2010) y otras propias como “Arrastrando” y “La cruz”.


El formato Trova de este inolvidable e histórico show en el Anfi rosarino retomó efervescencia con “En esta parte de la tierra”, “La hormiga” y el cover de “La fiesta”. “Hoy el noble y el villano, el prohombre y el gusano, bailan y se dan la mano, sin importarles la facha”, dice Serrat y cantó Migoni mientras el show de desvanecía sin bajar su intensidad, con una muy buena tarea de producción y organización.



El cierre fue rotundo con “Escasas horas”, lluvia de birra en “Indio” y “Melodía de barro” para celebrar que “viva el rocanrol que nos juntó” en el Humberto de Nito y enfiestarse con los 20 años de Farolitos, que se fueron con “Conciencia”, devolviéndole con creces a un público que acudió en buen número al Anfiteatro Municipal.


Una de las bandas más prolijas y convocantes de Rosario llegó a los 20 años de vida y un 20 de noviembre lo festejó simbólicamente junto a uno de sus referentes artísticos. Quizás con una propuesta no tan enérgica como en otros tiempos aunque hay que convenir que aquellos ya no existen y mientras se esperan más de este tipo de eventos de usinas locales que cosita es el fuego que nos arrima al campamento farolero que siempre da muestras de profesionalismo y que sobre todo mantiene viva a la llama incandescente del rock nacional.



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