Fito Paez en Rosario: Los Años Pandémicos

Tras una espera de casi dos años, el músico rosarino presentó el sábado 11 de diciembre un esperado show en el óvalo del Hipódromo local, ante más de 6 mil personas.


El actual merecedor del Premio Grammy a la Excelencia Musical dio su penúltimo concierto de 2021 al aire libre y en el Parque Independencia, luego de la ineludible postergación de una fecha que originalmente estaba pactada para el 19 de marzo de 2020, a días de su cumpleaños número 57, y que no pudo darse por la irrupción de la pandemia de covid-19.


En aquel marzo de 2020 Fito no pudo jugar de local con las canciones de “La conquista del espacio” (el del Monumento a la Bandera como cohete interestelar), un muy buen disco publicado el mismo día en que celebraba su natalicio, quedándose con una espina de presentarlo en su ciudad natal aunque el tiempo y la paciencia le permitieron al artista, ya con otro álbum bajo el brazo, volver a pisar suelo rosarino con su nuevas composiciones y los clásicos de siempre.


El álbum “Los años salvajes” dejó en claro que Páez es uno de los artistas más prolíficos de Latinoamérica. Se lo pudo ver el sábado relojeando los apuntes de sus más recientes letras, acompañado por una excelsa banda integrada por el santafesino Gastón Baremberg (batería), el tecladista Juan Absatz (también en teclado y voz) y varios músicos rosarinos como Juani Agüero (guitarra), Carlos Vandera (guitarra, teclado y voz) y Diego Olivero (bajo). Una formación de potente sonido pop rock, asociada con una imponente y a la vez sobria puesta en escena estética.


Los rosarinos coparon el Parque porque no solamente gran parte de esta agrupación es oriunda de la ciudad ya que en la previa, otro crédito local como Killer Burritos (al mando de otro santafesino, el cañadense Coki Debernardi), amortiguó la espera con un puntual concierto previo, sonando vibrantes y enérgicos ya con más de la mitad del aforo esperando por Fito.


El escenario, con telones negros colgando de la estructura y dos pantallas de estupenda calidad visual albergaría a este sexteto liderado por Páez, que enfundando en un traje verde había mantenido en vilo a los presentes, permaneciendo sentados y expectantes hasta que comenzaron a sonar los primeros esbozos de “Tema de Piluso”.





Rosario siempre estuvo cerca aunque el virus así no lo quiso en estos Años Salvajes. Por ello la ansiedad se multiplicó cuando en las visuales se proyectaron las animaciones de Martín Ameconi, que con voz del humorista Julián Lucero, creó un capítulo especial de la saga “Animaciones Salvajes” para la cálida noche del 11, repleto de simbolismos y referencias al rock nacional. Una patente SNM 585 (el homenaje al Say No More y al teléfono 49585 de “Al lado del camino”), con música de Spinetta, Charly García y hasta de Suéter, escoltó el arranque oficial de la jornada con humor y guiños a los próceres autóctonos, mientras los seis músicos se iban preparando para una noche tal vez un tanto efímera, aunque salpicada con algunos momentos nostálgicos.


Fito tocó unas dos horas en el Hipódromo, interactuando de manera concreta, dialogando con su público sobre la pandemia y saludando con el inevitable “Buenas noches Rosario… Por fin y un año más tarde”, apenas terminaba esa canción vernácula del disco “Circo Beat” y que homenajea tanto a la ciudad como a su coterráneo Alberto Olmedo. Entre el piano negro y el micrófono con atril se alejó un poco de las teclas para cantar “Vamos a lograrlo”, el primer track de “Los años salvajes”. Luego pegó la vuelta hacia su eterno compañero de composición para “Es sólo una cuestión de actitud” y “Tumbas de la gloria” (“¿Existe una canción más rosarina que esta?”, sugirió y preguntó) para funkear con “Insoportable” y rockearla con “Naturaleza sangre”.



El esperado concierto fue decantando en algunos estrenos como la postergada “La conquista del espacio” (del disco homónimo de 2020) y la fascinante “Canción de la bestias” (del mismo trabajo de estudios), antes homenajeando y recordando los 70 años de García con un solo de piano para “El aguante”.


Con “La música de los sueños de tu juventud” (también de “Los Años Salvajes”) el público se sentó un rato para tomar aire porque intuía que se venían grandes clásicos. Y así fue que con “11 y 6” llegando a su fin contó que esa emblemática canción había inspirado a “El chico de la tapa”; la previa del himno eltonjohniano “Al lado del camino” (“Yo puse las canciones en tu walkman”). Allí se oyeron los primeros “Olé, olé, olé, Fito, Fito” cuya respuesta fue una síntesis para una larga trayectoria musical: “A mi me tocó cantar y poner palabras en la vida de todos”, reconoció mientras seguía en el piano transitando el sonido litoraleño de “Yo vengo a ofrecer mi corazón”.


Este enrome artista universal rosarino, orgulloso de su gentilicio (bio de Twitter: nacido en Rosario en 1963.), hizo vibrar las maracas en “Circo beat” y motivó casi sin pestañear a que las miles de personas presentes en la pista del óvalo enciendan sus celulares para uno de los momentos célebres de la noche en “Brillante sobre el mic”. La imagen imborrable de ver ardiendo a casi todas las pantallas de los celulares (que reemplazaron hace tiempo a la lumbre de los encendedores) consistió en la previa para una versión muy rockera de “Ciudad de pobres corazones” y el amague de un cierre a puro revoleo de trapos e indumentaria para “A rodar mi vida”.



Pero no fue un “chau hasta mañana” ya que Fito se calzó el traje negro y corbata al tono para combinar look con sus músicos al mejor estilo “Reservoir Dogs” de Tarantino, anticipando el último tramo de la noche del 11/12 que fue con “El amor después del amor”, “Dar es dar” y “Mariposa Tecknicolor”, instante en que aprovechó para invitar a su amigo y ex compañero de giras, el querido Coki. Ambos se fundieron en un abrazo amable ante toda una multitud que conmemoró el encuentro.


El show todavía no había llegado a su ocaso. Si bien fue un recital con un sonido magnífico podría decirse que quizás debería haber durado un poco más. Páez tal vez lo supo y después de saludar volvió al piano para dejar el escenario definitivamente con “Polaroid de la locura ordinaria”, un verdadero bis ya que no estaba en la lista original de 22 temas.





Esta nueva era de espectáculos con protocolo, que precisamente condice con la era de Fito Páez, lo sigue encontrando como un referente intacto y fecundo que prevalece aportando letra y música a la vida de las personas. Todos ellos, aún ni siquiera siendo fanáticos suyos, cantan sus canciones en el bondi, en la calle, en el encierro y en la libertad. Fito conquistó el espacio en los años salvajes de la pandemia. Fue en Rosario, un 11 de diciembre de 2021.





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