Qué hay POST MORTEM en la vida de Dillom

Y qué más se puede transcribir que no se haya oído o dicho ya. En primera instancia, hay que aclarar que la nota no es un clickbait, un cibercebo, un anzuelo, o cualquiera de esos términos con aires pretensiosos que se utilizan para definir a un link, cuya intención fuese pescar followers o posibles mecenas desinteresados e intelectuales que aporten capital al sitio con un tecito o un cafecito. Pero no, para nada, para eso nos hacemos un OnlyFans, aunque no va a ser necesario (por ahora).



Retomando Dillom, y obviando parte de la historia de conocimiento público que fue o es una porción de su vida personal y no artística, hay que detenerse en su primer álbum como una obra consistente y que resulta compleja para atribuírsela así porque sí a su creador. Un joven de apenas 21 años que ni siquiera tiene CM en sus redes sociales. Una inocencia talentosa, morbosa, y repleta de referencias trasheras. Toda esa basura pluralizada originó una especie de compostmortem que luego se convirtió en “POST MORTEM”, un disco verdaderamente fundacional, no solamente para una generación, porque acá hubo que hacerse adulto a las piñas y al toque todxs se dieron cuenta que lo de la musiquita ya no era un juego. Este chico y su entorno la cazaron al toque.


Pero qué es madurar. Un mito, claramente. Pagar la boleta del gas, comer fideos con tuco con la tía. No. Allí si cada cual atiende su juego y este joven músico supo hacerlo a la perfección con este trabajo que le llevó dos años engendrar y que ya desde su impronta es seductor y mágico. Tantos halagos, tanta producción. Al fin y al cabo, el nombre alude a una autopsia, a un después de la muerte. A la vez es el comienzo de algo. Porque el deceso, en este plano, es inevitable y llegó, al menos, para la parte creativa de este artista. Entonces, aparejada vino la redención, la resurrección, el renacimiento. Un nuevo origen.


La imagen frontal ya genera curiosidad con un abarrote de información, de data de todo tipo. Dibujos como el de un niñe con una flecha clavada en su pierna ensangrentada, en pijama, soplando un instrumento de viento. Una especie de fantasma ahorcado desde la rama de un árbol (o un cadáver en una bolsa o sábana), fuego, un lobo y un conejo blanco. Él se encuentra allí, en el medio del bosque y de esa escenografía, rodeado de sus fantasías y realidades. Hay que agregar que además se presentan algunas aves muertas, entre ellas un búho y aunque fuese intencional la idea de plasmarlo de esa forma se transformó realmente en un enigma.


Es que Dylan León Masa, nacido el 5 de diciembre de 2000, fundó una productora que se llama Bohemian Groove. Con dos "o" (la sensación, el swing, tener groove). Aquí, premeditado o no, es donde vuela la imaginación por los aires y uno se enlista en una especie de ironía conspiranoica muy creativa. Pero por qué. Por ese búho muerto en el piso del dibujo de tapa, y porque ese alado es el emblema del club Bohemian Grove (este con una sola “o”), una sociedad (no tan) secreta en la que algunos de los hombres más influyentes y acaudalados de Estados Unidos se reúnen en un campamento con ese nombre, situado junto a la pequeña localidad de Monte Río, en el norte de California, Estados Unidos. Si va por ahí, todavía no hay certezas. Sólo él lo sabe.




LA PRIMERA es la primera, literal, un perreo tranqui que en su clip cuenta la historia del allanamiento de la casa en la que vivía con su mamá. Un poco lover, un poco arrogante, es la carta de presentación de esta obra conceptual. “Toy con una bitchie hegemónica / Y ella la sopla como una armónica”, dice en HEGEMONICA, un trap en clave 420 junto a L-Gante y “porque todo’ aman al Dillom así de corta pa’”. Polémica o no tanto, PELOTUDA es la rapera que viene pegadita, casi como un mashup. “En Argentina yo y los Ramones en NYC”. “Yo no tengo sueños, tengo planes / No tengo enemigos, tengo fanes”, canta entre teclas marcadas y una especie de theremín terrorífico, de soundtrack clase B. Asombroso.


Mario Pergolini es otro de los invitados. él es amigo de su hijo y es hincha de Boca, como el ex vicepresidente de club de la ribera que oficia de presentador en DEMIAN, el preludio de la canción homónima. El horror comienza en la noche del bosque cuando irrumpe POST MORTEM, tras el hosteo del creador de CQC. Este alter ego (Demián) camina hacia las carpas de sus compañeros, pero con qué fin. Y sí, entre gritos aterradores de infantes se vuelve todo turbina: “Mis amigos están muertos, sin querer los maté”. A todo esto ya se usó el término “puta” una cuantas veces, tal vez como sobrando desde la subcultura trashera, desinteresado, en este rap oscuro, tétrico y por momentos hasta cómico, con un final musical y vocal demoledor.


Hay inquietudes modernas en la pop autotunera BICICLETA. Hastío, desesperanza, drogas, desgano en muchas de las estrofas, se acumulan millones de reproducciones y el interludio musical DUO se aventaja a otro rap lúgubre y hiphopeado: PISO 13. “Es noche de viernes 13 y nos mandamos en punga / Vamos pa’ Recoleta y saqueamo’ un par de tumbas”, persiste en la sintonía del horror inquietante y la cultura pop.


El relato, en todo el disco, es alusivo a ciertas referencias que se deducen en una amplitud prodigiosa de citas a amigues, colegas, celebridades infames, músicos admirados y varios etcéteras. Códigos de freestyle para SIDE que muta en un hip hop fisura. Recién va por la mitad. Es un montón. “No es porro lo que fumo, son ceniza’ de rapero” arranca COACH (feat. Muerejoven). La vulgaridad ya es una marca incrustada a lo largo de las composiciones. Otro intermedio ingenioso presenta a su propio sello discográfico en BOHEMIAN GROOVE SKIT, puro sarcasmo maese.



“Ey, mis opps son medio ‘opa’” / lo fumo con falopa” es el testimonio auténtico de OPA. “Mi mamá tomando merca, todo enfrente ‘e mi cara / Y mi viejo después de eso me echó fuera ‘e la casa”, cuenta con realismo sobre el episodio de su madre con la policía. Este track tiene una versión ATP, una kids friendly versión, luego de recolectar murmullos moralistas por doquier, dando una muestra de talento en su máximo esplendor. Eso de que “Lo’ niño aman al Dillom like Discovery Kids”, en la original, se materializa en la versión apta para todo público: “Ey, mis ‘opps’ son medio opa, lo tomo con la sopa / Y también en el colegio yo me saco buena nota”, se mofa tras la polémica por la letra.


RILI RILI es un rapcore de atmósfera y espanto cinematográfico. No hay consumo irónico a esta altura. Es un delirio completamente desvergonzado. Pero hay más. En la autorreferencial balada 220 baja un par de cambios, a lo Wos, a lo Paulo Londra, pero es el Dillom.


El disco transporta y en TODA LA GENTE la función va buscando tímidamente su final. Hasta parece un homenaje a su artífice cuando varias voces y un piano de fondo se hamacan en “Toda la gente siempre quiere más / De todas las cosas que no puedo comprarme”, como si estuviesen haciendo un “We are the world” con un tema suyo.


La calma dura poco pues entra REALITY, un digital hardcore o synth punk a lo The Prodigy que allá por el minuto 48 lo tiene al Pomelo de Peter Capusotto y Pedro Saborido, entreverado en ese frenético corte. Ya se pierde la cuenta de las veces que se escucha la palabra “puta” que hasta pierde el sentido que ha tenido esa expresión hasta hace algún tiempo.


Por ahora es todo charla de música para escuchar, aunque es muy recomendable complementarla con los videos como el de ROCKETPOWERS, que junto a Saramalacara le rinde culto a la amistad, en un punk electrónico inclasificable. Para el final queda AMIGOS NUEVOS, otra balada simple y personal para cerrar un disco que es sencillamente alucinante y perfecto.


Si llegaste hasta acá es porque escuchaste POST MORTEM entero, entonces es momento de dejarte nuestro cafecito. No, mentira, como aclaramos de entrada no es por ahí, aunque si hay algo que le hace de trampolín a la independencia es este tipo de manifestaciones artísticas puras y estimulantes. Pero qué viene después de la muerte de un Dillom más vivo que nunca y haciendo de la suyas. El resultado de la autopsia tuvo la respuesta, pese a que por ahora estamos disfrutando con creces de este alter ego del RIP Dillom.


Dillom se presenta en Rosario, con entradas ya agotadas, el próximo viernes 20 de mayo, en La Sala de las Artes (20:30 horas).




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