“Vivir así es morir de amor” con Nathy Peluso en la ciudad

Luego de la recientemente popularizada versión de esa canción compuesta originalmente por Camilo Sesto, la artista argentina, radicada en España, cerró un concierto de más de una hora veinte en Metropolitano, el pasado martes 3 de mayo.



El dato es que, incluso, si se googlea “Vivir así es morir de amor”, los resultados arrojan en primera plana que se trata de una letra de la propia Natalia, La Sandunguera, La Reina de la Vigilia, y la popularísima cantante que saludó para despedirse, luego del cover del español (a las 22.40), con un amoroso: “Que la música siempre los acompañe y que siempre mueran de amor. Rosario te amo”. Fue nada más y nada menos que tras un espectáculo concreto, en el marco de la gira mundial Calambre Tour.


Pero un poco más atrás en el tiempo, con la pandemia como impedimento, su primer disco de estudio editado en 2020 (“Esmeralda” es un recopilatorio publicado tres años antes) no se pudo presentar en vivo y entonces ese periplo de exposición se pospuso hasta abril de 2021, año en el que arrancó tocando por España. Un año después era el turno (ahora sí) de la Argentina y del Metro, una fase previa para meterse de lleno en una nueva e intensa agenda por más lugares del Viejo Continente.



Si se tiene en cuenta que actuó el 1 de mayo como uno de los números en un festival bonaerense (Quilmes Rock), es posible decir que el del Metropolitano fue el primer show oficial en el país para esta enorme gira internacional que, luego de una primera etapa por varios puntos de la Península Ibérica, venía de pasar por México, algunas ciudades de Estados Unidos, y Montevideo. Quizás por eso la manija ya se notaba si se daban algunas vueltas por el estacionamiento y los bares del shopping, donde hubo previa, porque a las 19 cuando se abrieron las puertas todos entraron con ansias de ver en vivo lo que tenía para dar este tour de escala universal.


Mamita Peyote fue el crédito local que ofició de preámbulo musical para el público. Relativamente puntual, 21.15, las luces del salón se apagaron ante un griterío ensordecedor y esta joven artista nacida en Luján hace 27 años irrumpió en el escenario, tras una intro, con un traje al cuerpo negro, su reciente look de pelo bien corto, y lentes oscuros, que ocultaban por un rato su singular heterocromía, casi como homenajeando al personaje de Carolina Peleritti en la serie noventosa Cybersix.


Esa Peluso cyberpunk tardó muy pocos minutos en detonar una sala que de entrada la recibía con un fogoso “Olé, olé, olé, Nathy, Nathy” para las primeras tres canciones de “Calambre”: “Celebré”, “Sana sana” y “Buenos Aires”. Un tridente de versiones en vivo, muy poderosas, entre el hip hop, el rap y algo de formato de rock, desandados en los instrumentos de una banda que suena realmente bien y que le ofrece diversos estilos musicales a las interpretaciones de esta estrella internacional que pisaba suelo rosarino nuevamente.



El barullo en el auditorio aturdía. Pibas fisuradas salían pálidas de reventarse las tripas cantando y bailando en el medio del amontonamiento. Ella no paraba de moverse, subiéndose a lo más alto (muy alto) de un escenario diseñado recientemente. Una mujer monumental en todo sentido, complementada por una big band con vientos que puede pasar del jazz a la salsa como si nada. Precisamente fue en el ritmo afroamericano fusionado de “Puro veneno” que deslizó una rosa sin espinas por su entrepierna para luego posarla sobre su boca y darle paso a otros compases, si se quiere, más actuales para otras dos del álbum que motivó a este tour mundial: “Sugga” y “Llámame”.


Mientras alternaba ascensos y descensos hacia esa especie de altar colocado en el tablado, hubo espacio sonoro para la bachata que canta con C. Tangana (“Ateo”). Después fue ovacionada de manera unánime. Recién en las salseras notas de “Mafiosa” pudo escucharse con un poco de claridad su voz, quizás porque ya no era tanto el vocerío pues la mayoría estaba tirando pasos en la pista.


Para el vivo de la sesión con Bizarrap, la nº 36 (tiene más de 190 millones de reproducciones en Spotify), se filmó en modo selfie para que en las pantallas puedan apreciarse en primer plano los desenfrenados movimientos de esta artista muy completa y talentosa. Ya no se escuchaba nada de lo que cantaba, era todo de la gente. El pogo de las plataformas virtuales.



Entre el perreo de “Delito” saltó la soga, luego de unos segundos afuera a lo boxeadora, con una toalla colgando, como si le hiciese falta hacer deportes con esas performances que brinda en directo. Posteriormente desató una fiesta electrónica con “Emergencia”, el simple inspirado en el juego "Horizon Forbidden West" de Playstation, marca de videojuegos con la que asoció recientemente la lujanense para trabajar al respecto. Un montón hasta ahí para un martes, un boliche, un show estimulante repleto de la música de parte del mundo y que va a recorrerlo como debe ser.


El último arrojo de energía se fue con “Corashe”, un rap-trap potente y con estilo que produce distintas sensaciones. Además, fue el tema con el que Nathy Peluso (fotos por @mpinkph) terminó de conquistar a sus fans y puso en evidencia que la música urbana necesitaba una artista de su envergadura.


Esa hora y cuarto que duró el concierto del Calambre Tour en Rosario dejó a varios con esas contracciones o espasmos súbitos, involuntarios en uno o más músculos, que a menudo ocurren después del ejercicio. Varios ritmos, mucho baile, inclusive desestimando algunas canciones de la lista que la gente se fue cantando y tarareando al final, para un recital de estética internacional, en el marco de una gira que seguirá su curso, en una cuarta etapa por América, para una quinta por el Viejo Mundo (España, Bélgica, Portugal, Reino Unido) y desembarcar de nuevo por estos lares, en el Movistar Arena chileno, allá por noviembre de 2022.





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