Lo nuevo del Indio Solari: “Este asunto está ahora y para siempre en tus manos, nene!”

Del Cantante Invitado al Cantante Tímido, deambulando como Protoplasman, Lubola o Caballo Loco, se enlistan una serie de cómicos y extravagantes seudónimos artísticos que usó el artista para darle vida imaginaria a su obra y comunicar las diferentes etapas de su carrera musical, tanto al frente de Los Redondos como con Los Fundamentalistas.



Casi como un piñata de bromas que nunca es aguijoneada, Carlos Alberto se vuelve a presentar, en este caso, no sólo con uno sino con dos de sus alteregos más recientes que son El Cantante Tímido y El Mister, secundado aquí por Los Marsupiales Extintos. Si, ya sé, aunque te gusten Los Redondos o Los Funda, o cualquier cosa que roce la calva de este cantante argentino sigue siendo agudo, chistoso y hasta ingenuo enterarse qué nombre le puso a algo nuevo que encaró, aunque en definitiva tenga ciertas referencias a un estilo conceptual ya muy logrado del que renombrarlo ahora sería en vano pues no nos concierne si hay nueva música de que hablar.


Antes de que todo esto sucediera, tanto el propio Indio (foto: Twitter) como su pareja (Virginia Mones Ruiz) se encargaron de generar con su público un feedback en las redes sociales, respondiendo al respecto de lo que se venía y que se vino de manera disimulada, teniendo en cuenta que el material (tres canciones) fue solamente publicado en YouTube, y por ahora en ninguna de las otras plataformas digitales más populares.


Según El Míster, Los Marsupiales son una banda más elaborada, algo para gente más grande, más lenta y menos para bailar. Pero, ¿y El Cantante Tímido? Bien, ya existía hace un par de años cuando se veía (también en la redes de videos de Google) apenas el torso o las piernas de Solari tocando instrumentos de cuerdas más pequeños que los habituales del rock, mientras comenzaba a gestarse algo.

 


¿Acaso las gallinas ponen huevos? (la más concreta de este Tímido solista) tiene el estilo de Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado, con él en esa faceta crooner, épica, vibrando en clave Roy Orbison (por nombrar a alguien) y con esa melodías pegadizas en ciertas reminiscencias arabescas. “Y esos tipitos en las esquinas / En urbanizaciones atomizadas / Sin esperanza, muy extraviados / Ay shananá / Ay shananá”, dice en una especie de onomatopeya inventada para parafrasear un estribo de rock o quizás el de un mantra religioso (¡ay yananá, yananá, yananá!) para luego despedirse con la simpleza de otro lema que se repite hasta el fade out de la canción: “La libertad baila con la locura”.


Pero, ¿acaso no es que no era para bailar? Bueno, tampoco es que es la big band de “Por qué será que Dios no me quiere?”. En este track Solari hizo casi todo: producción musical y artística, guitarras y sonidos. Lo acompañaron Conrado Marsupial en guitarra principal y Rubén Marsupial en ingeniería y “malas ideas”. El clip (que muestra un efecto muy Movie Maker de los emblemáticos zapatos del músico tirando pasitos) le correspondió a Marcial Marsupial.


Y citando a su amigo Andrés Calamaro, con el que grabó “Veneno paciente, pasemos a otro tema porque resulta ineludible lo ricotera que suenan las guitarras bien al estilo “Luzbelito y las sirenas” (o “Pogo”) de “Ken Kesey (scherzo)”, una de las dos de estos Marsupiales. Y si lo hizo Wos porque no podría hacerlo el propio Indio que en esta canción recupera esa oscuridad de Los Redondos con un estribillo también muy al estilo: “Es un crimen! / Es tu crimen / Y es mi crimen! / También!”.


Tal como en otras músicas, el compositor entrerriano se mete de lleno nuevamente en la lisergia en sus comienzos porque precisamente Kesey, en los '60, fue pionero en la experimentación lúdica con LSD y marihuana. Una temática que ya había abordado en “El tío Alberto en el día de la bicicleta”en la que narraba los viajes en bici, y de ácido, de Albert Hofmann, ¡bravo por el tío Alberto! En este track toca una guitarra sarracena, un instrumento muy antiguo que se sospecha existe aproximadamente desde el año 1300.



Por último aparece “De las ventajas de caminar dormida”, cuya letra parece hablar de los pajaritos bravos muchachitos del Twitter o del universo Instagram cuando dice: “El I-Ching y sahumerios son trendic topic hoy” o “Esos pibes no tienen sentido de la mortalidad / Se cepillan los dientes mientras fuman su material”. Indio dijo que no era un grupo “para bailar”, y sí, tampoco es “Pedía siempre temas en la radio” pero esto es un rockito con un solo de saxo que encima al final lo tiene cantando casi un minuto a capella, marcando la melodía de la canción, algo íntimo e impecable para terminarla.


No cabe duda que el Indio Solari inaugura una nueva etapa en su carrera, o tal vez dos al frente de El Mister o El Cantante Tímido, pero ojo, también anima al holograma que le pone voz a sus temas en Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado, algo celebrado y sin precedentes para el rock argentino en el que el cantante de Los Redondos sigue estando ahí, siendo uno de sus máximos referentes por historia, por repertorio y por ser un producto nacional que en vivo no tiene nada que enviadiarle a ninguna banda del mundo.




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