Fito por Fito en su nuevo disco "EADDA9223"

Pese a que se haya considerado un outsider del rock nacional, su disco record, el también más taquillero de la historia de este género en Argentina, mantiene ese vuelo mágico e inoxidable, aunque con un rumbo más cosmopolita legado por una relectura bautizada con siglas. Un álbum que tuvo un solo adelanto y se publicó completo el 30 de mayo en formatos vinilo, digital y el detalle de que también tuvo una tirada en cassette.



Al frente de su empresa de merchandising y de la tienda oficial de su padre fue su hijo Martín Páez Roth quien se encargó de repartir este detalle vintage, una edición limitada para la prensa en cinta magnética, todo un gesto de certera insinuación hacia la década en la que fue publicado el original, allá por el 1 de febrero de 1992.


El lanzamiento actual, que además de la nostálgica posibilidad de coleccionarlo en ese soporte como objeto físico, se conecta en una atmósfera sonora entre “Euforia” (1996) y el más reciente “Futurología Arlt” (2022). Otra banda de sonido de otra película imaginaria del mismo creador pero de esta ya todos conocen el final.


Tanto el original como esta versión 30 años posterior duran una hora y unos pocos minutos. No hubo cambios en las melodías ni en las letras, incluso algunas de sus particularidades son que Wos contribuye con un rapeo (“La balada de Donna Helena), hay un guiño a Fabiana Cantilo ("El tiempo, Fabi, nos ayuda a olvidar") en un verso de “Brillante sobre el mic” y se mantuvieron palabras de aquel trabajo inicial que ya ni se dicen ni se escuchan como “A.Z.T.”, en “Tráfico por Katmandú”.


Según el propio músico y hacedor hay un atrevimiento, una mirada sacra en esto de meterle mano a un disco tan consagrado. Para ello el rosarino se juntó con artistas de todo el mundo y encontró en Sofía Gala un faro que lo motivó a materializarlo, cuando la actriz le hizo escuchar por primera vez al grupo de space rock Spiritualized, algo que ya Fito había probado hacer con “La conquista del espacio”. Ir más allá, volverse un artista que sobrevolara el universo con su música.



Hay colaboraciones en casi todas las canciones, salvo dos excepciones. La primera (“El amor después del amor”) tiene una intro al estilo “Circo Beat”, un coro de escolares y la compañía de la Orquesta Sinfónica Nacional Checa, con la que el artista vuelve a trabajar en un álbum. La otra que no tiene feat. es “Creo”, en una versión más soul, más sensual.


El rosarino eligió a Lali y a su coterránea Nicki Nicole para “Dos días en la vida” que parece extraída más bien de “Euforia” de hecho, en el minuto 3:15 se escucha un piano muy parecido al de “Cadáver exquisito” con un final musical que podría haber sido sin problemas la escena final de los créditos para “Thelma y Louise”.


De la misma manera que sucedió en la presentación de “El amor 30 años después del amor” en Vélez, Nathy Peluso se hizo cargo nuevamente de ponerle voz a “La Verónica”. Sonidos que continúan en el disco aludiendo a films, como un propósito muy bien logrado. En tanto, el británico Elvis Costello está en la bilingüe y tarantinesca “Tráfico por Katmandú” y en “Pétalo de sal”, Chico Buarque reemplaza a Luis Alberto Spinetta. Un Fito casi parafraseándose a sí mismo con un invitado al que nombra en el comienzo de la letra de su tema “Carabelas de la nada” (Tercer mundo, 1990).


Más allá de respetar el orden y de que haya un gran número de colegas participando, en “EADDA9223” persiste ese clima de obra completa. Quizás la serie de Netflix y la anterior gira por las tres décadas de este “El amor después del amor” influyeron en esta nostalgia constante que instaló el artista nacido en Rosario. Sin embargo, y pese a que quedó intacta letra y melodía de cada canción, los sonidos recorren muchos estilos como por ejemplo en la abolerada reversión junto a Mon Laferte de “Sasha, Sissi y el círculo de baba”.


Fito (foto: @mpinkph) convocó a Marisa Monte para “Un vestido y un amor” y a María Castillo de Lima (primera soprano trans) para “Tumbas de la gloria”. Y más allá de todo sigue siendo siempre Fito. Andrés Calamaro suplanta a Charly en “La rueda mágica” y Mateo Sujatovich de Conociendo Rusia hace las veces del propio Andrelo en la misma canción. Casi como hasta burlándose de las odiosas comparaciones entre A.C. y el Ruso o las de él mismo con García, cuando apenas asomaba su carrera solista.


Este relanzamiento cierra un círculo en su carrera y abre nuevos horizontes que todavía son una incógnita, incluso para él. Pasa de lo telúrico y lo que fue la hipnótica voz de Mercedes Sosa en “Detrás del muro de los lamentos” a los sonidos del sitar y las voces flamencas de Antonio Carmona y Estrella Morente como si nada. Pero también le da espacio a nuevas generaciones argentas como Wos y Ca7riel en una folclórica “Balada de Donna Helena”, uno de los tracks que más instrumentos ostenta en los créditos: desde una marimba, pasando por un fliscorno y un vibráfono, entre otros.


Prácticamente llegando al final, la única que se conoció como simple fue “Brillante sobre el mic”, en una readaptación bastante similar a la original que contó con Ángela Aguilar, una joven artista especialista en música regional mexicana. Hija y nieta de los mariachis Pepe y Antonio, respectivamente. Luego en “A rodar mi vida” están Leiva y David Lebón para la despedida y en los últimos minutos se escucha al propio Páez rematando con una frase hecha pero que nunca pierde su encanto y elegancia: “30 años finalmente no es nada”.


Escuchá "EADDA9223" de Fito Páez acá:




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