"El sonido del éxtasis", de Winona Riders

Casi traccionando como si fuese una continuación de “Esto es lo que obtenés cuando te cansás de lo que ya obtuviste”, que también se publicó 2023, “El sonido del éxtasis” es en parte más exhibición de aquello: un viaje lisérgico y sicodélico con Anton Newcombe como uno de los principales gurúes, abordando las rutas de en un sonido clásico de rock más bien sesentoso, con las maracas y el sitar dándole una moderna mano de barniz a un mueble que todavía se mantiene en pie.

Esta travesía arrogante con ínfulas hollywoodenses se prolonga con el comienzo de lo nuevo y un “Falso detox” que dura alrededor de cinco minutos, una especie de previa que se disuelve en los albores de “Dorado y púrpura”. Siete minutos destinados a una intimidante anécdota de quimérica fiesta chantaje con pinceladas britpoperas, entre sustancias, Jesucristo y Satanás como anfitrión.

 

“¿Así que te gusta hacerte el Lou Reed?” se interpelan inflando el pecho aquí con una letra simple pero volada y a la vez generacional, en una canción que forma parte de esta versión extendida y necesaria de un disco anterior, lo que fuese la primera parte de este jodidamente guapo y fisura álbum completo del sexteto. Precisamente, como una leyenda que podría haber descrito el padre del rock alternativo, “Catalán” reafirma esa conquista y precisa interpretación que hacen los Winona del underground neoyorquino.

 

Una hora y cuarto, casi como un mini concierto, dura este material que es un verdadero suceso en el panorama musical regional y que devela en este caso otras influencias como la guitarras y un ritmo de cadencia ricotera a lo “Luzbelito” en “No hay nada más en mi”. Luego, llega “A.P.T. (American Pro Trucker), un ingenioso guiño hacia otro tipo de adicción: los videojuegos. “18 Wheeler: American Pro Trucker” es un juego originalmente de arcade de conducción de camiones. “Yo vivo a la americana y no pido perdón” se escucha en una de las frases de esta muestra de destreza caótica que se desplaza con autoridad por la autopista sonora, por más de ocho minutos.

 

Las referencias en prosa y música a Los Redondos se concretan en “Resurrección”. “Con las manos en alto / Esto es un asalto / No es un simulacro / Bang, bang estás liquidado” se oye en la letra antes de que lleguen otros siete intensos minutos para “Bailando al compás de las armas enemigas”. Hay tiempo aquí para un último baile en la nave de los Riders, al compás del cencerro y la distorsión de las guitarras.

 

Los 73 minutos de “El viaje del éxtasis” no fastidian en absoluto. Incluso hay como ganas de un poco más, tal vez una tercera parte. Por lo pronto (y no es para conformarse) hay otros casi ocho minutos de excurisión con “Más fuerte que el sol” para permanecer en el ritual winonadélico por un rato largo. Que en sí no es tan largo, porque sinceramente ocho minutos en esta vida no son nada.

 

Más de 60 segundos de outtro se fusionan con la intro de “Revólver”, un temerario relato de rasgos suicidas con fragmentos de guitarras acústicas que retumbará en las mentes durante casi trece minutos. Pero “Buscando una nueva sensación”, la última del álbum, no se queda atrás y anda cerca de los nueve, con el sitar marcando un espeso ritmo desértico y extravagante. La canción, lleva el mismo nombre de un mini documental realizado por Ramiro Gossn.

 

Es inevitable no dar por cierto que The Brian Jonestown Massacre es un antecedente y un motor primordial para esta obra de los bonaerenses. Si de algo volvimos mejores fue en la música. Fundamentalmente en el tiempo que lleva escuchar discos como “El sonido del éxtasis”. El furor de los conciertos en vivo se multiplicó y bandas como Winona Riders son abanderadas en esta nueva era post-pandémica. Acá transmiten con acierto lo que es su sonido en vivo en lo que fue, en conjunto con su predecesor, uno de los mejores álbumes de este 2023.

 

A continuación, "El sonido del éxtasis" de Winona Riders:

 



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