Un Rosario siempre cerca para el religioso rock rosarino en La Sala de Las Artes

Con Cielo Razzo anfitrión y los Fluido como célebres invitados, la ciudad vibró en una noche a puro rock local de resurrección, intensa, entre el calor, la malaria económica y los miles de insectos que invadieron la esquina de Pichincha, en una jornada de sábado 30 de marzo, en lo que fue un insigne fin de semana XXL.



Tras una previa larga, como suele darse de costumbre, y con varios feriados por delante y por detrás para disfrutar un poco del ocio ante tanta pálida, la aclamada banda del barrio convocaba en la ochava de Suipacha y Güemes con la premisa de darle continuidad a una gira, bautizada con el nombre de lo que será su próximo disco de estudios: “El día fuera del tiempo”.


Las puertas de “La Sala del Dixon” o el “Willie de Las Artes”, como expresó en una humorada cálida Lolo Luciani, se abrieron temprano, a eso de las 20. “Hoy se rockea en la esquina” publicó horas antes el sexteto huésped en sus redes sociales y la promesa no se quedó corta con el arranque un rato antes de las nueve de Fluido, que recorrió los poderosos clásicos de sus cuatro discos editados, entre el hardcore y el rock de bares, como “Ermitaño”, “En vaivén” y “Plástico”.


Cielo Razzo (foto: @mpinkph) eligió una de sus nuevos adelantos, “Corazón”, para abrir su noche y la lista. Al instante, Pablo Pino aclaró que no se iba a tocar el tema política , algo que no fue necesario para una noche efervescente y muy conmemorada por un importante número de público que cantó cada una de “las canciones que más nos gustan y los nuevos temas”, parafraseando otra de las proposiciones que había hecho, a través del Instagram, este grupo local que está por lanzar su octavo disco de estudios, el sucesor de “Tierra nueva”, publicado en 2015.


Luego de un estreno en vivo, siguieron con “Caminando”, "Luna", "De caer", "Disfraz", "Alma en tregua", "Luminoso" (con Elías Rampello como invitado) y una parva de momentos que fueron oscilando entre el pogo acompañado por el grito pelado de la gente, a momentos más íntimos y acústicos como “Viaducto” o con Pablo Pino y Pájaro Almirón interpretando “La cuna del sol”, sentados al bordecito de la batería del siempre fenomenal Javier Robledo.


Eso de no hablar de política pasó a segundo plano porque Cielo Razzo volvió a tocar esa fibra en la gente que se mostró emocionadísima y siempre dispuesta a pedir una más en comunidad. Y así fue porque fueron cinco los bises ("Alucinante cuento", "Demás", "Charlone", "Perseguido" y "Sin salida") que cerraron un Sábado de Gloria, ya domingo de Pascua, para los cristianos y también, por qué no, para los santos pecadores.



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