Las cosas se dan como se dan. Pareciera que en este mundo digital y digitado está bueno, de vez en cuando, fugar y permitir que todo fluya. Originalmente Winona Riders era la banda encargada de cerrar lo que sería el festival gratuito Corriente Alterna en, como primera instancia, los Silos Davis de Rosario pero la fecha se cambió de lugar y se pactó el mismo día (sábado 14 de diciembre) aunque el sitio elegido ahora fue El Museo de la Ciudad, en la zona del Parque Independencia.
La lluvia hizo que termine siendo que los recitales se den una parte a la noche con luna en Géminis y otra a la madrugada ya del domingo. Cosas que pasan. Antes de WR pasaron por el escenario Gladyson Panther, Solca y Doppel Gangs que como suele ser costumbre terminó cantando entre la gente además de que suenen algunas de Perras on The Beach desde las seis cuerdas de la emblemática guitarra empapelada con stickers de Simón Poxyran.
Ya era domingo 15 cuando una plaga de stages irrumpieron entre los instrumentos para minuciosamente preparar todo y que Winona Riders lleve a cabo su set en el Corriente Alterna. La hora ya no apremiaba. Los asistentes se tomaron su tiempo para dejar todo en óptimas condiciones mientras sonaban Arctic Monkeys y The Strokes, entre otros, para apaciguar la previa. La gente ya trasnochada se empezaba a impacientar. Latas vacías de cerveza, chistes e insultos se desprendían de los cuerpos mientras se hacía larga la aparición del grupo. Hasta los mismos artistas dieron una mano para agilizar un poco, antes de salir a tocar. El tema se iba poniendo más espeso pero la espera realmente valió la pena. Incluso generar ese clima de “dale che la concha de la lora salgan a tocar” parecía excitar al grupo aún más todavía.
El correr de las agujas del reloj ya no era un aliciente porque la manija fue total. Ese “loco dale empiecen a tocar de una vez” calzó perfecto con la primera canción de esta larga y tormentosa jornada: “Muerte a los Winona Riders”. De allí en más todo fue alternativo, primitivo y sicodélico. Se podía estar tranquilamente haciendo pogo en una o al bordecito, con la pera apoyada en la manos sobre el escenario, que no pasaba nada, o pasaba todo. El clima que generaron los Winona continuó con “Fiesta en el ascensor” de su reciente disco “No hagas que me arrepienta” y la furibunda intro de final épico que es “Abstinencia”.
No se puede negar que el sexteto del oeste bonaerense tiene pasta de Hollywood pero también de donde dicen está el agite. Ellos, enajenados arriba del escenario haciendo lo suyo mientras el público lo que se la canta debajo de las tablas. Ojo, con cierto respeto y códigos que lo hacen mucho más comunitario que cualquier otra cosa que uno se pueda imaginar. No, no tocaron “Dorado y púrpura” pero sí “Resurrección”. “Esto es un asalto / No es un simulacro / Bang! Bang! Estás liquidado” dice la letra de este tema también de su segundo álbum "El sonido del éxtasis" (leer reseña, clic acá). Y sí, en los shows de los Winona se pueden ver remeras tanto de Los Redondos como de Mujer Cebra.
Y hablando de Patricio Rey, la intro de “No hay nada más en mi” suena a “La dicha no es una cosa alegre”. Referencias en su música hay un montón aunque a veces suenan tan originales y arrogantes que ni siquiera importa a qué te hacen acordar. Llegó el momento de las guitarras filosas de “Así que te gusta hacerte el Lou Reed?” como para soltar todo y bailarla para que la continúen los más de seis minutos de “Dopamina” y que todo ya sea un desquicio en la madrugada del Parque Independencia.
Ariel Mirabal (foto: @mpinkph) cambia guitarras entre tema y tema y Gabriel Torres con la pandereta, las maracas, el cencerro y sus mechas al viento contagia esa impronta posesa que complementa con Ricardo Morales en guitarra y coros, Tomás Pojaghi en sintetizador y teclado, Santiago Vidiri en bajo y Francisco Cirillo en batería.
Dejaron para un último lapso de show tres al hilo de su más reciente material de estudios: “Penetrame”, “Hondart” y “Separados al nacer” cuando el golpe del cencerro acompañó al último baile de “Bailando al compás de las armas enemigas” pero lejos de diluirse así sin más se fue prolongando con los más de ocho que tiene la canción del videojuego: “A.P.T. (American Pro Trucker).
Todavía había tiempo para la frenética “D.I.E. (Dance in ectasy)” cuando apenas faltaban un par de horas para que amaneciera. “No soy un extra, extra, extra” dice la penúltima de su disco debut: “Esto es lo que obtenés cuando te cansás de lo que ya obtuviste” (leer reseña, clic acá). Claramente los Winona no son extras de ninguna película (ni se comieron ninguna otra) y su papel en el actual semblante del rock argentino es más que protagonista.